viernes, 28 de mayo de 2010

Walking contradiction


Green Day es una banda que me gustó mucho allá lejos y hace tiempo, ahí por mis 15 años. Están próximos a tocar en Buenos Aires, y estaría bueno ir. Walking contradiction es una de mis canciones preferidas.

Sin embargo el motivo de ese título en esta entrada del blog no es hablar de Green Day, sino referirme a una situación que me resulta terriblemente sospechosa. Siempre me pregunté ¿Cómo puede ser que haya chicas a las que les guste, por poner un ejemplo, Color humano, de Almendra, y también les guste Ricardo Arjona? ¿O les guste Misfits y les guste Ricardo Arjona? ¿O les guste Pink Floyd (de la época en que estaba Syd, que no es lo mismo que escucharte un compiladito de Floyd y que te gusten un par de canciones de Dark Side...) y también escuchen Maná?

Contradicciones cada vez más frecuentes en el género femenino. Cosa lamentable de ver.

Por suerte yo soy una rockgirl de pura cepa.

Yeah!

miércoles, 19 de mayo de 2010

Noticias de la tarde


Conductora: Ahora vamos a ir al móvil con nuestra enviada especial que está transmitiendo en vivo y en directo desde el fango.

Movilera: Buenos días al piso, me encuentro aquí en el domicilio de la víctima transmitiendo desde el fango. Como podrán ver las imágenes son escalofriantes. Acá está interviniendo la policía científica, y por lo que podemos deducir estarían transportando en esta camilla metálica el cuerpo de la joven fallecida. Vamos a tratar de hacer contacto con el jefe de la Distrital que acaba de arribar al lugar de los hechos. Buen día Crio Gómez, ¿Qué puede decirnos de los hechos ocurridos esta madrugada?

Comisario: Bueno por los elementos que encontrados en el domicilio que han sido incautados para agregarlos a la investigación podemos afirmar que alrededor de las 2 de la madrugada, cuando ya se encontraba durmiendo, una femenina habría recibido dos mensajes de texto que la sobresaltaron, siendo ese mismo sobresalto el que la llevó a abrir la boca en gesto indudable de asombro y así fue como se le metió en el organismo una gran cantidad de fango, la cantidad exacta todavía no está deteriminada, pero los forenses están trabajando para establecerla.

Movilera: Entonces ¿Estaríamos en condiciones de afirmar que la joven murió por una ingesta excesiva de fango?

Comisario: Si, por el momento esa es la información que estamos manejando, la joven murió ahogada en su propio fango.

Movilera: ¿Se pudo determinar el remitente de los mensajes de texto que le produjeron la muerte a la joven?

Comisario: El remitente ya está determinado, pero por el momento no será revelada la identidad porque la fiscalía ha decretado el secreto de sumario.

Movilera: Nos vamos entonces con la imagen estremecedora del dormitorio de esta joven fallecida en la madrugada, lleno de fango, ese mismo fango que hace unas horas le quitó la vida. Adelante estudios.

martes, 18 de mayo de 2010

Back to the roots

"Nadie te preguntó si lloras al dormir" dice una canción de Aquelarre que me gusta mucho.

Es verdad, nadie me lo preguntó.

Estoy en la misma etapa de la vida en la que ya estuve varias veces: llorando por un fanguista (si, fanguista, palabra que aprendí hace poco, pero cuyo significado conozco desde hace mucho)

Vuelve el Blog, como una necesidad infranqueable de exteriorizar lo que sea que tenga interiormente.

Es que me cansé de las redes sociales.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Problemas con el tiempo...

Dicen que todos los días hay que comer una manzana por el hierro y una banana por el potasio. Además una naranja por la vitamina C. Y una taza de te verde sin azúcar para prevenir la diabetes.

Todos los días hay que tomarse 2 litros de agua (si, y mearlos, que lleva el doble de tiempo que tomarlos). Todos los días hay que tomarse un Actimel o un Yakult para tener 'L.Cassei Defensis', que nadie sabe qué carajo es, pero parece que si no te mandás un millón y medio todos los días, entrás a ver a la gente como borrosa.

Cada día una aspirina, para prevenir los infartos, y un vaso de vino tinto para lo mismo. Y uno de blanco para el sistema nervioso. Y un vaso de cerveza no me acuerdo para qué. Si te lo tomás todo junto, por más que te dé un derrame ahí mismo, probablemente ni te enteres.

Todos los días hay que comer fibra, mucha, muchísima fibra. Hasta que logres cagar un pulóver. Hay que hacer entre 4 y 6 comidas diarias, livianas, sin olvidarte de masticar 100 veces cada bocado.

Haciendo el cálculo, solo en comer, se te van cinco horitas.

Ah, después de comer hay que lavarse los dientes: o sea, después del Actimel los dientes, después de la manzana los dientes, después de la banana los dientes… y así mientras tengas dientes. Y pasarte hilo dental masajeador de encías, y buche con plax…

Mejor amplia el baño y metete con el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes te vas a pasar ahí varias horas al día.

Hay que dormir 8 horas, y trabajar otras 8, más las cinco que nos lleva comer ya van 21, o sea que te quedar 3 horitas para todo el resto, siempre y cuando no te agarre algún piquete.

Según las estadísticas vemos 3 horas diarias de televisión. Bueno, ya no podés.

Todos los días hay que caminar por lo menos media hora (dato: a los 15 minutos de caminata pega la vuelta, porque sino la media hora se te hace una).

Y hay que cuidar las amistades, porque son como una plantita: hay que regarla todos los días.

Además hay que estar bien informado, así que hay que leer por lo menos dos diarios, como para contrastar información.

Ah! Hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción. Eso lleva su tiempo, y ni hablar si es sexo tántrico (al respecto te recuerdo: después de cada comida hay que cepillarse los dientes).

También hay que hacerse tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos… y ni te cuento si tenés perro o mascota… o hijos?!!?

En fin, a mi la cuenta me da unas 29 horas diarias. La única que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez. Por ejemplo: te duchás con agua fría y con la boca abierta, así de mientras tomas el agua. Salís del baño con el cepillo de dientes en la boca y le vas haciendo el sexo tántrico de parado a tu pareja, que de paso mira la tv y te va contando, mientras barres el piso con una escoba metida en el culo, te quedó alguna mano libre? Llamá a tus amigos. Y a tus padres (tomate el vino, lo vas a necesitar después de llamar a tus padres).

El Biopuritas con la manzana te lo puede dar tu pareja, mientras el se come el Actimel con la banana, y al día siguiente cambian. Y menos mal que crecimos, porque sino nos tendríamos que clavar un Danonino Extra Calcio todos los días.

Uuuf!! Si te quedan 5 minutos mandale esto a un amigo, mientras disfrutás de una cucharadita de Total Magnesiano, que hace bien para todo. Y ahora te dejo porque entre el Activia, el medio pomelo, la cerveza, el primer litro de agua y la tercer comida con fibra del día, ya no sé QUE es lo que me estoy haciendo pero necesito un baño urgente.
Y ya que estoy me llevo el cepillo de dientes.

Y si me lo copié de una cadena de emails, seguro es el Alzheimer, que a pesar de tanto cuidado, no se sabe con qué prevenirlo.

viernes, 29 de agosto de 2008

Back to Rio

Sentarse a escribir la última parte tal vez sea lo mas difícil. Por varios motivos: hace ya más de 2 semanas que volví, me aclimaté al frío nuevamente, pasó el furor brasilero, ya volví a mis desayunos tradicionales (te con cerealitas) el bronceado ya se fue de mi piel, y asumí, a la fuerza, que durante los próximos 3 meses no voy a volver a salir a la calle en minifalda y havaianas (lamentablemente también empecé la facultad, y ya no me quedo dormida a la mañana cuando tengo que ir a trabajar)
Pero el espíritu carioca is not dead!! Jajaj!

Así que volviendo al tema, había quedado en que me iba al muelle, con llovizna, para tomar el ferry que me lleve a Angra dos Reis, para tomar un micro a Rio de Janeiro, para tomar un micro a Buzios.

Me subo al ferry, me siento tranquila para disfrutar el viaje, y me pongo a pensar mientras escucho música (pocas fueron las veces que usé el reproductor de mp3 en el país vecino) y me pongo a ver las fotos en la cámara. Entonces me di cuenta de que quería volver a Rio. Allá me habían quedado amigos y muchas cosas para hacer, es una ciudad demasiado inmensa como para dedicarle solo cuatro días. Merece, como mínimo cuatro días más. Ya fue, no voy a Buzios, me quedo en Rio (decidí)

Terminó el viaje en barco, entre tanto saqué algunas fotos y me bajé. El puerto de Angra estaba llenísimo de gente, parecíamos inmigrantes bajando de los barcos. Estaba bajando y en eso un tipo me agarra del brazo y me arrastra como dos metros (a mi, con mochila y morral incluídos) pero por alguna razón, no grité (cosa extraña no? Un tipo que no conocés te agarra de un brazo y te arrastra, al punto de que casi perdés una ojota y no gritás… hay que ser estúpida…) la cosa es que el viejo me sacó del tumulto de gente para preguntarme a donde iba, y como hablaba en portugués no le entendí nada, además mi cara de susto era tremenda, miré para todos lados, y estaba a punto de gritar, entonces el tipo me señala un auto con 3 turistas arriba, y me dice ‘viaje a rio’. Y bueno, como que ahí entendí que no me quería secuestrar, sino que era un taxista que hacía viajes a Rio, pero que susto que me había agarrado… le pregunto el precio y me tira $R45. y yo ehhh??? El micro sale $32, chau, me voy a la Terminal. Y lo dejé hablando solo como un loco.

Bueno, que se puede contar además de que subí al micro, me tocó en un asiento sola, por suerte, y esperé que arrancara. Arrancó así que saque Bestiario para leer un poco, pero me empezó a agarrar sueño, así que lo dejé a un costado, apoyé la cabeza en la mochila y me puse a dormir un rato. Cuando me desperté ya estábamos por entrar a Rio, así que no valía la pena volver a dormirme, me quedé despierta como para no bajar con una tremenda cara. Llegamos a la Rodoviaria, me bajo lo mas campante del micro y me tomo un colectivo (ya me había aprendido el número, era el 126) para volver al hostel. Lamentablemente al rato de llegar al hostel me encontré con que me había dejado Bestiario de Jules arriba del cole, la verdad que fue deprimente.

Pero bueno, llegué al hostel, fui muy bien recibida, hice el check in nuevamente, fui bienvenida, reacomodé mi equipaje (esta vez la habitación tenía lockers) me bañé, bla bla bla y me fui a la playa.

Como para resumir los días que siguieron (porque creo que ya escribí demasiado en las entradas anteriores) puedo decir que seguí conociendo gente de lo más buena onda, fui mucho a la playa, fui a caminar por URCA, a la Catedral Metropolitana (el cono más extraño que vi en mi vida, el arquitecto que diseñó esa catedral estaba bajo el efecto de alucinógenos, y el funcionario brasilero que aprobó el pliego también). Fui al Museo Histórico Nacional (para enterarme de inmundicias tales como por ejemplo que, en no me acuerdo qué tribu amazónica, cuando una persona moría, se la comían como demostración de afecto). Fui al museo Nacional de Bellas Artes (la verdad que está mucho mejor el de Buenos Aires, pero igual me gustó mucho). Me metí en algo así como los indios ranqueles para llegar al Museo de Imagen y Sonido, y cuando finalmente lo encontré me llevé un chasco porque estuvo malísimo (lo único que tenía era una guitarra y un saxo). Quise ir al planetario, pero al final desistí porque había que ir de noche y dicen que Gávea sin luz es peligroso (si, ese día que recorrí todos los museos fue cuando se me escapó lo nerd, no pude con mi genio y me fui de tour histórico/cultural mientras mucha gente se asaba en la playa con 32° C… pero qué puedo hacer si soy asi?)
Nuevamente, fui mucho a la playa, a un surf contest, a Lapa a la noche, volvimos a hacer fiestas en el hostel, fui al Pan de Azúcar de noche y tuve unas vistas impresionantes de Rio de noche (volví a asombrarme de lo inmensa que es esa ciudad)

¿Qué mas? Fuimos a las ferias de Uruguaiana y a la de Copacabana para comprar regalitos para parientes/amigos/novios/as etcéteras.










Y no sé, pareciera como que ya me estoy olvidando de las cosas, o del orden en que hicimos todo, por ahí me cuesta acordarme si primero fuimos a Copacabana y después al surf contest en Arpoador, o si antes no habíamos ido a la Catedral, pero no porque yo estaba con las havaianas viejas … y si, así divaga mi mente.

Lo importante es que hay momentos que no los olvido. Chistes, risas, sensaciones, olores, y todas esas cosas bonitas que quedan en la memoria después de un viaje. Eso si que no se va más, así que no me importa si me acuerdo o no el día que fui al Pan de Azúcar. La próxima capaz que día a día voy haciendo un diario de viaje como para no olvidar todo.

Así que el día antes del regreso fui de vuelta a la Rodoviaria para sacar el pasaje de vuelta. Cuando llegué al hostel organizamos una buena joda con Caipirinhas, etc, y a la mañana siguiente desayuné, me di una ducha, desocupé la habitación e hice el check out.

Como eran las 11 am y yo tenía que estar en la Rodoviaria a las 4 pm, pedí que me cuidaran la mochila en el hostel así aprovechaba para ir un ratito a la playa y darle la despedida al mar. El día estaba nublado y todos estaban durmiendo por la resaca, así que me fui sola. Estaba lo más pancha sentada en la arena mirando el mar cuando de repente se me acerca un nene de unos 5 años, me pide plata, le digo que no tengo, y me empieza a hablar, cada vez más de cerca, hasta que estira el brazo para sacar lo que había en mi bolsillo (el celular) pero le pegué una especie de sopapo en el brazo (?) y le di un grito, y aparentemente se fue asustado, y mi celular siguió a salvo (sonará cómico que me haya querido asaltar un nene de 5 años, pero esos chiquitos de las favellas andan armados, no hay que confiarse)

Luego del fallido intento de robo fui para Ipanema, porque ahí había más gente. Tomé mi último coco, descansé, volví al hostel a retirar la mochila y a despedirme de los resacones que no se pudieron levantar por la nochecita anterior, y nada más.

Me despedí de todos, tomé el colectivo a la Terminal, le di la última mirada a esa parte de la ciudad, me subí al micro y me largué a llorar (como siempre que tengo que volver de un viaje)

La vuelta fue más o menos como la ida, solo que sin gripe por suerte. Incluso algunas de las películas que pasaron fueron repetidas. Lástima que no tenía Bestiario. Llegué a Buenos Aires a las 8.30 am, así que me fui a las ventanillas que van a la costa y me tomé el primer micro que salio a Mar del Plata, esta vez me fui de la gran ciudad sin visitar amigos, lo único que quería era llegar a mi casa.

Y nada, el resto es fácil de imaginar, me recibieron mis seres queridos, al otro día empecé a trabajar, y ahora acá estoy, sentada en la compu, recordando con alegría los hermosos momentos que viví en la bien llamada Ciudad Maravillosa.

Ojalá algún día tenga la posibilidad de volver a esa ciudad de la que me quedé enamorada.


Y ahora, a seguir viajando!

miércoles, 20 de agosto de 2008

Me voy para la Ilha

Me despido de toda la banda del hostel y me acompañan hasta la parada del colectivo que me lleva hasta la Terminal, como buenos caballeros me cargan la mochila que está tremendamente pesada, me subo al primer colectivo que pasa, aunque no estamos del todo seguros de que sea el que me tengo que tomar, pero qué más da, lo tomo igual.

Arriba del cole lo primero que veo es a un rubio con una mochilota gigante, así que lo más seguro es que esté en el micro correcto, pero de todas maneras le pregunto si va a la rodoviaria y me dice que sí, así que me quedo más tranquila. En el camino nos ponemos a hablar, se llama Art, es suizo, y está más perdido que yo. Bajamos los dos en la Terminal y me pregunta a dónde voy. A Angra dos Reis, vos? Yo también! Buenísimo, viajamos juntos. Si! Yo después me tomo el ferry a Ilha Grande. En serio? Yo también!!! Jajaja! Ya tenés hostel? Si, reservé en ‘El holandés’… noooo… yo también!!! Bueno… estamos de suerte.

Entramos a la rodoviaria corriendo porque son las 10.40 am y tenemos que estar en Angra a las 13 hs para alcanzar el ultimo ferry, pero se nos dificulta bastante encontrar la ventanilla de la empresa, así que perdemos un micro. De todas formas, jamás hubiésemos llegado a tiempo porque el viaje dura 3 horas. Esperamos una hora más hasta que salga el siguiente micro, luego de tres horas en unos asientos de lo más incómodos llegamos a Angra. Lindo pueblito, aunque bastante más grande de lo que imaginábamos.

Perdimos el ferry, así que tenemos que buscar alguna forma alternativa de llegar a la isla porque sino nos vamos a tener que quedar una noche varados. Pensamos, pensamos y se nos ocurre ir al muelle de los pescadores a preguntar si alguien nos puede llevar (o sea, hacer dedo en barco) logramos encontrar el puerto y por suerte había varias lanchitas privadas que llegaban a la isla (por supuesto que salen el doble que el ferry, pero no tenemos otra opción) esperamos una hora y media hasta que el maldito barco se digne a zarpar y después de navegar durante dos horas llegamos a la isla, ya casi anocheciendo, para estas alturas ya eran como las 7 pm.

Durante el camino vimos una puesta de sol espectacular, es una zona de 360 islas chiquititas, la mayoría compradas por gente de plata (estilo Xuxa) que ahí tienen sus playitas privadas. Sin embargo a lo lejos vemos algo que no está tan bueno. Justo ese es el lugar donde hace poco encontraron yacimientos de petróleo en el lecho marítimo, así que se divisa una plataforma gigante que construyeron para extraer hidrocarburos. Es obvio que en unos años esa zona va a estar toda contaminada. Una pena.

La isla sí que es el paraíso sobre la Tierra, los dos habíamos visto fotos en Internet, es increíble que exista un lugar tan hermoso en el mundo. Lástima que esta empezando a lloviznar, la lluvia arruina todo, así que rogamos que al día siguiente amanezca despejado para ir a Lopes Mendes (una playa preciosa donde se surfa), solamente tengo planeado estar dos días ahí, así que no me puede tocar lluvia.




Cargando las mochilas caminamos unas cuadritas pidiendo indicaciones para llegar al hostel porque el mapa que teníamos no se entendía bien, hasta que un viejo nos indica para dónde ir. Finalmente lo encontramos. Esta buenísimo, nunca vi un hostel tan impecable: colchones con somier, baños de lujo, una cocina gigante, hamacas paraguayas por todos lados, y todo eso por solo $R 20 (en Rio pagaba $R30)

Le preguntamos al recepcionista cómo llegar a Lopes Mendes a la mañana siguiente, porque por las averiguaciones previas que habíamos hecho los dos existen dos maneras: una caminata de 5 horas por un sendero selvático (me aterra pensar que puedo llegar a cruzarme con una víbora) o navegando, pero los precios sugeridos en Internet rondaban los $R70 (o sea, un montón de plata), y nos cuenta que hay lanchitas privadas que te llevan y te pasan a buscar por $R10, así que nos ponemos re contentos, nos ahorramos 10 horas de caminata ida y vuelta. Cada cual se va a su cuarto a darse una buena ducha (primera vez que me baño con agua caliente desde que llegué a Brasil) y bajamos a la villa a buscar alguna almacén donde comprar algo de comida, cerveza, cigarrillos, etc. Cada vez llueve más, así que no recorremos nada, nos metemos en el primer local abierto, que estaba a punto de cerrar, nos aprovisionamos y volvemos al hostel.

Recién en ese momento nos damos cuenta de que en el hostel hay únicamente 5 huéspedes (demasiado poco), y están todos tan aburridos como nosotros dos por la lluvia. En seguida hacemos migas con Jenn (australiana) Rob (francés) y Mette Elkjær (holandesa), cenamos todos juntos, ya es casi medianoche y no hay ningún bar a donde salir, así que nos quedamos en el hostel haciendo, básicamente, nada. Como a las 2 de la madrugada, entre charlas, se acabó la cerveza, y nadie tiene ninguna bebida con la que preparar ningún trago, así que vemos una caja con cartas y fichas de pocker. Mette corre para agarrarlas y las trae, pero de los 5 que éramos, ninguno sabe jugar al pocker… que cosa… a qué podemos jugar? Saben jugar al chin chon? Al qué? Al chin chon, capaz que es un juego argentino… bueno, si quieren les enseño. Bueno…

Así que les enseñé a jugar al chin chon (solamente con menos diez, porque les costó bastante entenderlo, así que no me quiero imaginar si les hubiese querido explicar que se podía cortar pagando) y se hicieron como las 5 am y seguíamos ahí con las cartas, hasta que de a uno nos fuimos yendo a dormir, amargados porque no había parado de llover.

Me despierto antes de las 9 para desayunar, es de no creer que por ese precio nos den tanta comida en el desayuno (pan, jamón, queso, mermeladas varias y manteca, dulce de leche, galletitas de agua y dulces, rellenas, bizcochuelo y 2 tartas de frutas distintas, cereales y 4 sabores de jugos naturales, además de 5 frutas distintas para comer tipo canilla libre… es como un paraíso gastronómico jejeje, como por desgracia está lloviendo, y aparentemente no va a parar de llover por unas horas, así que nos dedicamos a llenar las panzas que habían estado escasas de comida (al menos la mía) por varios días.

Llega el mediodía y sigue lloviendo, garrón total, a alguno de nosotros se le ocurre la brillante idea de mirar el pronóstico extendido en Internet, y nos anuncian lluvia durante 3 días más, así que me resigno a irme de la isla sin conocer Lopes Mendes, porque aunque quisiera ir, con tormenta las lanchas no salen, me agarré una bronca bárbara.

Ya para esta altura, a pesar de ser mediodía, estamos todos medio embolados, así que Jenn agarra un libro y se tira a leer en un puff, entonces me acuerdo que había empacado ‘Bestiario’ del gran Julio, pero que no lo había podido leer en el viaje de ida por la gripe, y en Rio tampoco por falta de tiempo, así que, qué mejor que buscarlo en la mochila y tirarme a leer un rato como para hacer la digestión del desayuno. A pesar de que el primer cuento está de lo más interesante no puedo evitar quedarme dormida, creo que la hamaca era demasiado cómoda.

Al rato me despierta Arthur para avisarme que había parado de llover, y que a pesar de que no se pueda navegar hasta Lopes, podríamos aprovechar para ir a conocer el pueblo, así que me lavo la cara y salimos.

El pueblito es hermoso, tiene 10 manzanas, no hay autos, las calles tienen menos de 1 mts de ancho y están adornadas con guirnaldas de banderines de colores. Me encanta, me remite a lo que supongo que deben ser lo pueblitos chiquititos de México, así que lo mas chochos recorremos esas 10 (o 9) manzanas varias veces, encontramos un par de tienditas de regalos con precios bastante accesibles, pero no estamos en plan de shopping todavía, también hay varios lugares para comer baratos, en una esquina vemos una mini heladería, así que nos sentamos a tomar un helado en la vereda como para matar el aburrimiento y al rato aparecen nuestros 3 compañeros de hostel, así que sale una segunda ronda de helados, nos quedamos dando más vueltas, vamos al muelle, merodeamos más y más, hasta que se hace de noche, así que vamos de vuelta al almacén a comprar comida para la cena.


















Vemos algunas películas (el hostel tenía una colección de películas pirateadas bastante respetable) sale Pánico y locura en Las Vegas y Blow, porque éramos mayoría femenina, así que lógicamente ganaron las películas de Jonnhy. Nos damos cuenta de que es la 1 am, así que nos vamos a un bolichito estilo rutero que habíamos visto en el pueblo, y tenia un cartelito anunciando música en vivo a la noche.

Llegamos y todavía no había empezado, así que esperamos un rato tranquilos, sentados en una mesita, además de nosotros cinco, en el bar hay otras quince personas, finalmente sale al ‘escenario’ un chico con una guitarra que hizo una tanda de covers de Soda Stereo (que ironía, me voy a Brasil pata escuchar a Soda Stereo… así de loca es la vida) Termina el show con aplausos (yo era una de las pocas que conocía los temas que habían tocado) y decidimos quedarnos en el boliche porque en el hostel no hay mas alcohol, y ese es el único lugar abierto. Cuando cerro, después de las 5, fuimos un rato al muelle y después del amanecer nos volvimos.

En las pocas cuadras de camino de regreso me puse a pensar en como seguir mi viaje. Que hago? Me quedo un día mas a ver si para la lluvia así conozco Lopes Mendes? Generalmente el pronostico en Internet venia acertando bastante bien, así que me convendría darle crédito. No, no me puedo quedar, me quedan solo 5 días de viaje, no los puedo perder en la isla con lluvia, tengo que seguir con el itinerario planeado y volver a Rio para tomar un micro a Buzios, así que me voy a dormir dos horas, me levanto, desayuno, me baño, me despido de esa gente grandiosa, sin la cual la lluvia hubiese sido aburridísima y me voy al muelle a tomar el ferry de vuelta a Angra dos Reis, que sale en 15 minutos. Sigue lloviznando.



Continuará...

viernes, 15 de agosto de 2008

Brasil 2008

Un día salgo de la facultad, luego de rendir el último examen del cuatrimestre, y al pasar por una agencia de turismo se me ocurre cambiar mi viaje de compras a Buenos Aires por una semanita en Camboriú. Cosa va, cosa viene, ese viaje se terminó convirtiendo en 14 días en Río de Janeiro, Ilha Grande y Buzios.

Los días previos fueron caóticos con los preparativos de último momento: conseguir la plata, reservar los hostels, planear el itinerario, averiguar como llegar de un lugar a otro, las compras… fue todo un lío, muchísima presión.

Finalmente llegó el domingo 27. Me levanto temprano a la mañana, a las 7.30, me despido de mis hermanos que estaban dormidos, y mi papá me lleva a la Terminal.
El viaje a Buenos Aires fue de lo más tranquilo, nada del otro mundo, una película muy mentirosa estilo Crónicas de Narnia, de la que ni siquiera recuerdo el título, aunque lo que hice básicamente fue dormir.

Llegué a Retiro como a las 2 de la tarde y me pasó a buscar Loli, tomamos un cole y fuimos a su casa a comer. Estuvimos ahí jodiendo y charlando como siempre, muy pero muy lindo, a eso de las 6 de la tarde pasa mi tío por su casa para darme los Reales, y afortunadamente me encuentro con que pudo comprarme $R1350 en vez de $R1280, así que el viaje empieza con $R70 extra, cosa que está muy buena.

De todas formas, me empiezan a agarrar unos nervios terribles, todo el mundo me psicopatea con que Rio es la cuidad más peligrosa del mundo, me van a robar, me pueden violar en cualquier esquina, cualquier cosa puede pasar. Con Lola buscamos un escondite para la plata durante el viaje, cosa de que no me roben cuando bajo del micro. Medimos los billetes y nos damos cuenta de que encajan perfectamente en mis zapatillas, así que los dividimos en dos montoncitos y los ponemos en bolsitas, y una debajo de la plantilla de cada zapa, muy buena idea.

Se hacen las 7 de la tarde y el micro sale a las 20.15, así que tomamos el subte para Retiro, que como de costumbre estaba inmundamente lleno. El subte en Buenos Aires me genera una especie de amor y odio, por un lado me encanta la idea de llegar rápido y hacer mil combinaciones pagando una sola vez, pero por el otro me da asco que esté tan sucio y lleno de gente y chorros. En la segunda estación sentimos gritos y policía corriendo. Lo primero que se me cruza por la cabeza es que alguien se suicidó, y me sale el morbo y me dan ganas de salir corriendo a ver (pero la mochila pesa, así que me quedo donde estoy) Unos segundos más tarde me doy cuenta de que fue solo un intento de robo, así que le subte sigue, afortunadamente, porque se hace bastante tarde. Salimos del subte y empezamos a caminar a toda velocidad, casi llegando a la plataforma 59 Loli se da cuenta de que tengo el bolsillo de la mochila abierto. Maldita sea, todavía no salí de Buenos Aires y ya me roban. De ese bolsillo me habían sacado un estuche con cd´s que contenían más de 60 gb de música bien bien difícil de conseguir, música que me pasé dos años bajando, y de la cual no tengo back up. Desespero, siento que me empieza a faltar el aire, pero algo dentro mío me dice que me tengo que calmar porque sino va a ser peor. Caminamos algunas plataformas más y me encuentro con mi mamá y Agus, que hacía como dos días que no los veía porque estaban en Buenos Aires.

Esperamos, esperamos y esperamos hasta que se anuncia la salida del micro con destino a Rio de Janeiro, me pongo la mochila y voy para la plataforma, pero me dicen que tengo que dar toda la vuelta para hacer el embarque internacional, así que corro porque se hace tarde, y me despido de Loli, mi mamá y Agus porque solo pueden pasar los pasajeros. Me pasan el equipaje por una cinta, paso por el detector de metales, me miran el pasaporte de arriba abajo, y me subo al micro. El micro a simple vista parece bueno, pero no tanto, la tele está a buena distancia, pero los asientos no parecen tan cómodos como creía. Finalmente arranca, me pongo cada vez más nerviosa, pero tengo que respirar ondo y calmarme porque sino no sirve de nada.

El viaje comienza a convertirse cada vez más en una pesadilla, me agarran unos ataques espantosos de tos, creo que es por nervios así que hago esfuerzos inconmensurados por tranquilizarme.
El micro para a cada rato en varias estaciones, y todavía ni siquiera salimos de Buenos Aires, es evidente que comienza la tortura. A medida que avanza la noche me empiezo a sentir cada vez peor, ya no tengo tos solamente, sino que también estoy congestionada y me duele bastante la cabeza, así que empiezo a tomar ibuprofeno para frenar cualquier enfermedad que este en puerta.
La comida durante el viaje es inmunda, nunca hay nada que me guste, lo único bueno son las bebidas, porque incluyen cerveza, pero no me gusta tomar cerveza durante una comida, así que me da igual. Pasan las horas y mi estado gripal no hace más que agravarse, me siento cada vez peor, me duele todo el cuerpo, empiezo a sentirme afiebrada y la cabeza me estalla, tengo la nariz tan tapada que tengo que respirar por la boca, pero me cuesta porque tengo tos.

Finalmente llegamos a la frontera con Brasil, pasamos todos los argentinos y extranjeros por la aduana, podría haber pasado 58 kilos de heroína y 3 higados para vender en el mercado negro y nadie lo habría notado. Subimos al micro y chan! Está roto, no arranca, supongo que habrá sido alguna correa o algo así, esas cosas siempre le pasan a los micros de larga distancia, así que estamos varados en la frontera durante una hora y media con un calor que raja la tierra. De mientras para pasar el rato nos ponen una película de Richard Gere, setentona, sobre Howard Hughs, bastante buena.

Arranca el micro de vuelta y emprendemos viaje nuevamente, sigo sintiéndome mal, la empresa deja de darnos comida ya, tenemos que comprarla nosotros mismos, y cada vez que paramos lo único que se vende son bollos fritos (que después me entero de que se llaman ‘bolinhos’) y cosas colmadas de de grasa, y yo no me siento bien, necesito algo más Light. Veo un par de películas buenas, escucho algo de música, no puedo leer nada porque me muero del dolor de cabeza. Pasamos por Sao Paulo pero estoy dormida, así que no veo nada de la ciudad. En una de las paradas llamo a casa y hablo con mi hermana, también llamo al hostel para avisar que voy a llegar más tarde. La llamada de larga distancia que duró menos de un minuto me costó mas de $R3, así que decido comunicarme únicamente vía e-mail, porque es una fortuna.

Cuatro horas más tarde, finalmente llegamos a Rio de Janeiro. Estoy enferma, con fiebre, cansada, muerta de calor con zapatillas, jean y medias, y necesito una ducha urgente. La Rodoviaria Novo Rio es más espantosa que Retiro, los pocos acercamientos que tuve con el portugués fueron totalmente nulos, no entendí nada, me da terror que me roben, así que decido tomar un taxi hasta el hostel en lugar del colectivo de línea. Me cobran $R 40 y me parece barato, pero días más tarde me entero que el precio sugerido para esa distancia es de $R 23, así que me robaron.
La primera impresión de Rio no fue la mejor, aunque me gustó mucho la Lagoa Freitas, y a lo lejos vi un brazo del Cristo Redentor.
Llego al hostel, pinta bastante bueno desde el principio, me di una buena ducha, no aguantaba más, me tiré un ratito a descansar porque no daba más de fiebre. A pesar del descanso seguía sintiéndome mal, así que bajé y le dije a una de las recepcionistas –Tathiana- que me sentía muy mal y necesitaba ver a un médico. Me dijo que no se puede ir a los hospitales públicos porque no atienden emergencias ni turistas, y que una consulta en una clínica me iba a costar $R230, llamó a su mamá para preguntarle si conocía algún lugar donde me pudiera atender, y le pasó el dato de uno que cobraba $R300, así que nada, malísimo. Fui a la farmacia de la esquina y me compré dos antigripales de dudosa procedencia, vick, y una botella de agua mineral, y listo, me fui a la cama. Me pasé toda la noche (mi primer noche en Rio) con el inhalador de mentol, el vick para el pecho y las pastillas, se me iba a pasar o pasar. Como a las 3 am empecé a sentir nauseas porque hacía más de un día que no comía nada.
De alguna manera logré pasar la noche, me desperté a las 8 am, faltaba media hora para que sirvieran el desayuno, así que revisé el correo, desayuné y me fui a la playa.

Llegué y no lo podía creer: la famosa Copacabana. Estuve ahí embobada un ratazo larguísimo hasta que me cansé de estar larveando tanto tiempo y me fui caminando hasta donde termina la playa (como 4 km por la arena). Llegué al final entonces emprendí la vuelta. Caminé, caminé, caminé y ooooops… no sabía como llegar al hostel. No había prestado atención a la altura de las calles. Ouch! Estoy perdida en Rio. Si, ya se, son las 2 pm, no pasa nada, pero igual, no me gusta estar perdida. Decidí tomar un taxi que me lleve hasta el hostel. Me subí y le dije: Lacorte 426… y el tachero: dónde? A esa calle no la conozco! Es en Copacabana? Y yo: sí, es en Copacabana! Y él: hace 30 años que soy taxista, y sin embargo no la conozco (toda esta conversación fue en portugués, y yo en español, intentando comprender lo que me decían) Maldito tachero , te odio!! (ok, no se lo dije, pero me morí de ganas)
Me bajé sin pagar la bajada de bandera ($R5) y empecé a caminar sin rumbo, preguntando en los puestos de diarios si alguien conocía la calle Lacorte, hasta que un diariero me dijo por donde tenía que ir, y finalmente lo encontré. Almorcé rápido y me fui a la playa otra vez.

Estaba sacando unas lindas fotos de un brasilero musculoso en zunga cuando alguien me interrumpe: tu eres la chava del hostel? (si, yo soy la chava del hostel y vos sos más mexicano que el Profesor Jirafales… no, no le contesté así) Si, estoy en un hostel acá a dos cuadras. Hola que tal, mi nombre es Rodolfo. Daniela… y se me pegó un mexicano.

Me llevó a caminar por Ipanema, ahí vimos el atardecer, saqué unas lindas fotos, me explicó la distribución de las tres playas principales, después me llevó a pasear por el barrio de Ipanema (es muy hermoso, tiene un aire a Recoleta, pero lleno de árboles) y pasamos por el bar donde Vinicius de Morais compuso la famosísima ‘ A garota de Ipanema’. Fuimos a la lagoa, tuve una buena panorámica de Rio de noche, aunque no pude sacar fotos porque me había quedado sin pilas.











Para estas alturas ya me sentía bastante mejor de salud y le había perdido el miedo a la ciudad maravillosa (bueno, en realidad nunca le perdí el miedo del todo, había muchos lugares a los que no iba, y otros en los que no sacaba la cámara ni loca) De vuelta al hostel compré algo de comida y mientras cenamos hicimos todo el itinerario para los dos días que me quedaban en Rio. El plan era el siguiente:

Día 1: nos levantamos temprano y vamos a ver el amanecer a Copacabana, volvemos a desayunar y nos vamos a Ipanema, al famosísimo ‘punto 9’, a eso de las 3 de la tarde emprendemos la retirada para tomar un colectivo hasta el Jardín Botánico, y así de paso conocer el barrio de Leblón, aunque sea desde el colectivo, que es aun más bonito que Ipanema. A la noche joda en el hostel.

Día 2: también nos levantamos temprano y vamos a la playa, esta vez a una playa más alejada, porque le dejo bien en claro que odio las multitudes, a eso de las 3 levantamos campamento y nos vamos para el barrio de Santa Teresa (una cruza extraña de Caminito con San Telmo y Palermo Soho) ahí tenemos para ver los Arcos de Lapa, la Escalera de Selarón, algunas tiendas de souvenirs tipicos, ver el atardecer desde un morro donde se pueden sacar buenas fotos, cenar en algún recoveco del lugar, para terminar en Lapa (equivalente a Alem en Mar del Plata) La vida nocturna en Rio es Lapa los viernes a la noche, ahí es donde pasa todo. Y venden cerveza a $R1.

Bastante conforme con el itinerario me quedo hasta las 4 de la madrugada hablando con unos ingleses súper buena onda, hasta que me voy a dormir porque todavía no estaba del todo recuperada de mi gripe.

A la mañana siguiente ya arrancamos mal, me despierto temprano, pero no lo suficiente como para ir a ver el amanecer, así que ni vale la pena despertar al mex-boy, mejor lo dejo dormir un rato más. Se despierta al rato, desayunamos y listo, a la playa. Cuando llegamos al famoso punto 9, grande fue mi sorpresa. El equivalente en Mar del Plata podría ser Playa Grande, una persona al lado de la otra, todos pegados, música a todo volumen propia de la playa, en un rincón, a lo lejos, en el comienzo de la playa los surfers, como excluidos. Todo el mundo es súper fashion, es la ‘playa joven’ de la clase media alta brasilera, es decir, cientos de nenes de mamá que van a la playa a fumar marihuana comprada con la plata que les da papi. No me gustó la onda de la playa, sin embargo, por cortesía, no dije nada.

Decidí alquilar una sombrilla ($R 3, pero Rodolfo la regateó por $R2) porque el cielo estaba totalmente despejado y eran las 9.30 y estaban haciendo 31°C, así que mejor cuidarme del sol para no terminar, además de engripada, con insolación… el día de playa no fue de los mejores, pero tampoco estuvo mal, se hicieron las 3 pm y nos fuimos, Anduvimos un ratito en colectivo hasta que llegamos al Jardín Botánico, pagamos la entrada (no hay descuento para estudiantes en ningún lado, hay que pagar la entrada entera… malísimo) empezamos a seguir la senda sugerida y nos encontramos, primero, con unas 700 especies distintas de cactus (parecía el desierto) seguimos un poco más y nos cruzamos varias cascadas, pasamos por la casa imperial,

después por la sección de plantas carnívoras (parecen inofensivas pero no lo son) después el camino de palmeras imperiales (miden más de 50 metros de alto), el jardín japonés y el rosedal (los de Buenos Aires son muchísimo mejores, no entiendo como esta gente pretende que crezcan las rosas en ese calor) y por último llegamos a la parte más linda, ahí me pasé como una hora sacando fotos en primer plano de unas 300 especies distintas de orquídeas (esas flores si que son bonitas)

Ya entrada la noche, el lugar estaba cerrando, así que tomamos un colectivo para volver al hostel, no sin antes pasar por el supermercado para comprar municiones (sandia, porque me pasé todo el viaje comiendo sandia, cerveza, y alguna cosita para cenar)


Llegada al hostel me empecé a sentir cada vez más feliz. Hay algo muy atrapante de los hostels, o por lo menos a mi me atrapa, y es conocer gente de distintos países, hablar en otros idiomas (las charlas terminan convirtiéndose en caos totales en los que hablamos en inglés pero un brasilero no entiende, así que se lo traduzco en español, capaz que le resulte más fácil entenderme en español, pero hay algunas palabras que no las comprende y no puede deducirlas por contexto, así que un austríaco intenta explicarle en francés, porque el portugués y el francés son bastante parecidos… pero no hay caso, así que recurrimos al lenguaje de las señas y ahí sí que nos entendimos todos. Se hace cada vez más tarde, pasa la cena, pasan las cervezas y las charlas cada vez se ponen más interesantes, por algún motivo termino hablando con una chica a la que nadie me había presentado y me cuenta que está viajando por el mundo desde hace un año, así que me pasa todos los tips para poder imitar su experiencia. La atmósfera es extraordinaria, la cerveza empieza a hacer efecto en mi cuerpo así que voy al baño, y cuando vuelvo me detengo unos minutos para observar el paisaje: 8 personas hablando en distintos idiomas, contando experiencias del viaje que vienen haciendo, confesando secretos a desconocidos que en menos de una noche se convirtieron en grandes amigos, compartiendo comida, alcohol y cigarrillos con las personas que se quedaron sin provisiones, planificando la noche siguiente en Lapa.

Todo es perfecto, así que respiro ondo y me reincorporo a la conversación, esta vez sobre el precio del petróleo en Europa y USA, todos quejándose de lo caro que está, entonces un brasilero explica que Brasil esta totalmente minado de petróleo, tal vez más que Medio Oriente, a lo que Nick (NYC) responde: wach out man, dont´t say that at loud, my president might attack Brazil. Risas por todos lados.

Se hacen las 4 de la mañana así que busco a Rodolfo para decirle que quiero modificar los planes para el día 2. En lugar de ir a la playa (ya tendré bastante playa en Ilha Grande y Buzios) quiero aprovechar para ir al Corcovado, pero después del mediodía vuelvo así vamos a Santa Teresa y a la noche a Lapa. Aunque quiera disimularlo es evidente que le molesta, pero se muestra entusiasmado, y me pide que por favor lo busque al regresar del Cristo Redentor.

Me voy a dormir, unas horas después me levanto y le pido a otra de las recepcionistas, Bárbara, que me contrate la excursión al Cristo. Llama a Osma (el taxista) y queda todo arreglado, en diez minutos me pasan a buscar, así que a vestirse rápido. Existen dos maneras de ir al Corcovado (morro en el que esta la estatua del Cristo), se puede hacer en tren ($R38) o en taxi ($R40) a mi me pareció mucho más conveniente la opción del taxi, porque arriba de los medios de transporte público se pierde demasiado tiempo, y el costo era prácticamente el mismo. Llega el tachero, se presenta y me dice (en portugués, porque no hablaba una sola palabra en inglés) que tenemos que pasar a buscar a dos chicas australianas que se estaban hospedando en un hostel en Ipanema, así que vamos por ellas y resultó ser que se habían sumado dos irlandesas más, así que pasamos a ser cinco. Todas arriba del taxi, nos lleva a recorrer (en el auto) Leblón, la Lagoa, URCA y Botafogo, frena en una esquina y le compra un racimo de bananas a un vendedor ambulante (para alimentar a los monos que hay en el camino al Cristo).

Nos adentramos en el camino y empezamos a subir el morro en taxi, Osma no para de hablar en portugués, cosa que no tiene sentido porque la única que medianamente le entiende soy yo, las australianas e irlandesas no entienden ni J. Nos hace parar cada cinco minutos en todos los miradores para que saquemos panorámicas, nos explica donde esta el cementerio, el jockey, el Maracaná, el estadio del Fulminense, nos muestra que playas se ven desde los distintos paradores, el Pan de Azúcar, cada tanto se pone a silbar para ver si aparece algún mono, pero parece que ese día los monitos no tienen ganas de trabajar (lástima, me hubiese encantado sacarme una foto con un bicho de esos). Seguimos subiendo hasta que llegamos a la base, donde entre otras cosas, hay un hotel abandonado que están por refaccionar, en el cual concentraba la selección de fútbol brasilera durante los sesentas y setentas. Pagamos la entrada al Parque Nacional de Tijuca ($R13 – nuevamente, sin descuento para estudiantes) y subimos las escaleritas hasta el famoso Cristo del que todo el mundo habla.














Estuvimos ahí un rato hasta que bajamos para emprender el viaje de regreso junto al molesto de Osma, que no paraba de hablar ni un solo instante (Osma tenía un aire a Ricky Maravilla ahora que pienso… capaz que por eso me causaba tanta gracia)

Estando a punto de subir al taxi Osma se acerca para hacerme el siguiente comentario en portugués, pero que por un motivo que desconozco, comprendí como si estuviera hablando perfecto español: ‘mirá, ojo, yo a vos te cobro $R40 porque sos argentina, pero a ellas que son gringas les cobro $R50, así que no vayas a decir nada’ (y después todo el mundo dice que los argentinos son chantas). No pude evitar reírme bastante, y sentir pena por las pobres chicas que me habían caído súper macanudas, pero no podía hacer nada (podría haberles advertido en inglés que Osma las estaba estafando, jamás lo hubiese notado, pero no sé por qué en ese momento no se me ocurrió). Ya subidas al taxi Osma ‘el estafador’ nos ofrece, por la módica suma de $R5 más cada una, llevarnos a una recorrida por Santa Teresa. A Santa Teresa iba a ir a la tarde con Rodolfo, pero como mis compañeras de excursión estaban entusiasmadas, no quise ser la única que diga que no y accedí (en el peor de los casos, pasear por Santa Teresa dos veces no es la muerte de nadie)














El barrio es muy bonito. Las casas son de estilo imperial y están pintadas de colores fuertes, así que llaman mucho la atención. Durante los setentas este barrio fue el refugio de muchos artistas, bohemios y pensadores de la época, pero para finales de la década comenzaron a aflorar favelas en los alrededores, así que la mayoría de los propietarios decidieron vender y se desvalorizó mucho. Durante los ochentas y noventas se fueron instalando cada vez más favelas, convirtiéndose en un barrio de alto riesgo, hasta que hace unos años se construyo una delegación de la policía para poner más seguridad. Se empezó a revalorizar bastante la tierra nuevamente y se lo convirtió en un circuito turístico. Hay varios restaurantes, tienditas de souveniers, muy buenas vistas, un trencito eléctrico pintado de simpático amarillo recorre las calles, algunos castillos imperiales muy paquetes, y mucha favela. Pasamos por los venditos arcos de Lapa de los que todo el mundo habla, sacamos miles de fotos, como buenas turistas.

Fuimos a conocer la escalera de Selarón, un viejo loco, chileno, que a los 17 años decidió salir a recorrer el mundo en busca de otras culturas, vagó durante dos décadas por USA y Europa hasta que llego a Rio de Janeiro y se quedó. De profesión artista, talentoso pintor, un día decidió hacer la escalera más original del mundo, recorriendo montones de países para conseguir extrañas cerámicas que le permitieran decorar la escalera que conduce a su casa (escalera que todos los días limpia y barre personalmente, y en la que se pasa horas y horas pintando cuadros que vende para comprar mas cerámicas).Le hicieron entrevistas para varias revistas conocidas, salió en un video de U2 y en varias series de televisión yankies.

Con ese viejo loco me entretuve un buen rato charlando (creo que se copó hablando conmigo porque compartimos el idioma) y cuando me iba me dio un sabio consejo: ''hay que viajar, salir, recorrer y conocer, hasta encontrar un lugar donde quedarse, como hice yo cuando llegué a Rio''. Entrañable personaje de la Ciudad Maravillosa. Ese tipo de personas de las que una no se olvidará jamás.

Osma me interrumpe la charla para subir al taxi porque a las chicas se les hace tarde para ir al tour a la Rocían, así que se nos terminó la joda. De vuelta al hostel.

Entro y empiezo a buscar a Rodolfo. Alguien vio a Rodolfo? Quién? El chico mexicano. No, yo no lo vi. Bárbara lo viste a Rodolfo? No, salió hoy a la mañana pero no volvió a almorzar. .

Ok, creo que Rodolfo me dejó súper plantada. Ya fue, alguien quiere ir a pasear por Leblon? Yo todavía no fui. Bueno vamos. Bueno, esperá que voy a buscar a un amigo que está durmiendo así viene con nosotros. Bueno dale. Vos querés venir a pasear por Leblon? Ah bueno, vamos. Listo, ya se formó un grupo, hay equipo, nos vamos a pasear.

Estamos todos listos en la vereda y nos aventuramos en dirección sur. Llegamos al renombrado Leblon, barrio hermoso como pocos, con edificios súper paquetes en los que vive gente de mucha plata jejeje! Shoppings por todos lados, Buenos Aires es un porotito chiquitín al lado de Rio. Así que la tarde se convirtió en una tarde súper tranquila, de shopping, sin comprar nada porque a nadie le interesa comprar un jean Emporio Armani, mejor guardar la plata para otras cosas, tomamos helados, comimos bastante açai, probé el jugo de maracuyá (y sin azúcar, porque yo soy valiente) Seguimos andando y vagueando por ahí, nos quedamos sentados un rato largo en una plaza porque las havaianas nuevas me estaban haciendo doler los pies, y a eso de las 7, ya siendo de noche, volvimos al hostel para prepararnos para salir de joda, destino: Lapa.

Llegamos y recién ahí apareció Rodolfo. Era obvio que estaba enojado porque lo había dejado plantado, así que decidió dejarme plantada a mi también, pero ya fue, en algún momento se le pasará. Cenamos todos juntos, nos bañamos (cada cual por su cuenta) y nos quedamos un rato escuchando música y viendo tele hasta que se haga la hora de salir (tipo 11, allá se sale más temprano) al rato aparece un personaje que hasta ahora no había visto jamás (probablemente porque se pasaba veinte horas al día en la playa surfeando). Se llama James, es australiano y toca la guitarra, bien, al fin alguien que le da uso a la guitarra del hostel, era hora! Nos deleita un rato con Zeppelín, si fuera por mi me hubiese quedado toda la noche escuchando, pero como hay que seguir a la mayoría, nos vamos todos a Lapa.

Para decir la verdad, pero la verdad en serio, la verdad de la milanesa, no estuvo tan bueno. Es decir, está bueno estar con gente buena onda en bares donde la cerveza cuesta $R1, de eso no me quejo, pero no me gusta la música brasilera, ni me gusta bailar, así que un poquito aturde. No me gusta tampoco que la calle donde están todos los boliches esté totalmente rodeada por favelas, así que si salís de un bar para entrar a otro tenés que andar mirando para todos lados porque capaz que a la vuelta de la esquina empieza una villa. Pero bueno, cosas sin importancia, la terminamos pasando súper, no le robaron a nadie, algunos, en su borrachera se animaron a bailar mientras que algunos otros, los malos de siempre, los filmamos para mostrarles a sus amigos jejeje, y a eso de las 6.30, cuando se hizo de día, volvimos, la fiesta continuó un rato en el hostel, pero a las 8.30 decidí ir a bañarme para desayunar y emprender viaje a la Terminal (Rodoviaria Novo Rio), porque esa había sido mi última noche en Rio. Próximos destinos: Ilha Grande y Buzios.

Continuará...